Vuelvo a Barcelona con sabor a Iemanjá. Tramo final: La isla de Boipeba.

Temo a las palabras cuando intento describir una sensación familiar y desconocida al mismo tiempo. Cuando vuelvo a un lugar que me hizo vibrar por dentro. Y mi piel se eriza de nuevo, y ya no existen letras con sentido. Van cayendo de a poco, se van perdiendo entre las aguas que abrigan esta isla sin reglas ni razón inteligible.

Hace tres años descubrí Boipeba. En este segundo viaje por Brasil quise volver. Después de conocer este paraíso, me sorprende como, cuando, y porqué lo visito de nuevo. Me encantó terminar el viaje “simbólicamente” en la isla porque para mí fue el final. Salvador y Río fueron los pasos siguientes para el descenso hacia Argentina.

Para llegar a la isla: Ferry desde Salvador a Bom Despacho (Isla de Itaparica) -1 hora-; de Bom Despacho a Valença en bus -2 horas-; de Valença a Boipeba, primero en bus -1´30h-, hace escala en Torrinhas y luego en barco -1´30- hasta Boipeba. Se tarda entre 6 y 7 horas para llegar, pero merece la pena!!

Hace 3 años el transporte para llegar a la isla era más precario, casi no había carteles con indicaciones. Ahora hay 3 salidas diarias desde Valença y 3 vueltas también, con horarios bien marcados..
La isla de Boipeba está ubicada al sur de la isla de Tinharé y representa lo que fue en su momento Morro de Sao Paulo (ubicada al norte), donde ya no queda ningún nativo y el turismo ha transformado en su totalidad el aire de la isla.

Hace 3 años sólo había un lugar para Internet, ahora está lleno.
Hace 3 años casi no había teléfonos públicos, ahora hay uno en cada esquina y placita.
Hace 3 años las posadas se podían contar con los dedos de la mano, ahora hay una al lado de la otra. E incluso, hay una posada de lujo en lo alto de un cerro, el cuál se atraviesa para ir a la otra punta de la isla, a Moreré. Un cerro que antes no tenía iluminación al anochecer, ahora el caminito está señalado por luces.
Hace 3 años sólo había un bar reggae en la plaza de la zona centro, y creería que el único en toda la isla, ahora hay 2 más, y cual es mi sorpresa cuando me encuentro con Augusto, uno de los dueños de los bares, que conocí hace 3 años.

Hace 3 años había pocos turistas, ahora hay más, aunque la isla permanece divina. Siguen construyendo posadas y restaurantes, pero todavía conserva esos lugares vírgenes y perdidos. Es importante decir que es una isla preservada por IBAMA (Instituto Brasileiro de Meio Ambiente).
No están permitidos los coches. Tractores y mulas son los medios de transporte. Me pregunto sobre las contradicciones que conlleva el desarrollo turístico y, por ende, urbanístico, en lugares tan vírgenes y naturales como éste, o como lo fue en su momento.

A modo de dato curioso: asistimos a un carnaval muy especial: un trío eléctrico tirado por una mula.

Los nativos quieren turismo porque comporta más ingresos económicos, pero ¿hasta qué punto son capaces de venderse cuando llega un extranjero adinerado y construye una posada de lujo y quizá paga cuatro reales a los nativos para que trabajen a su servicio? ¿Cómo relacionar turismo y preservación-desarrollo cultural sin que confronten? ¿Sin que el dinero corrompa el estado auténtico y original? Son reflexiones que aparecen de manera reiterada, sobre todo porque estos efectos se reproducen cada vez más, al menos en América Latina.

La isla nos regala pedacitos de calma y paisajes dignos de postal. Las miradas se deleitan entre cocoteros (palmeras) y bancos de arena que se forman en el mar cuando la marea está baja. Bancos de arena que llaman a gritos mi caminar hacia la inmensidad del mar. Como si el mar abriera sus aguas para zambullirme hacia un no lugar.

Nos encontramos de nuevo con Charo, con quien compartimos la Fiesta de Iemanjá el sábado 2 de febrero, una de las celebraciones más importantes de Candomblé.
La Fiesta de Iemanjá es el ritual que se celebra cada día 2 de febrero para entregar ofrendas a la diosa del mar y de la fertilidad. La más conocida es la de Rio Vermelho (Salvador de Bahía). En Boipeba, la intimidad y la buena energía de la gente nos regalan una experiencia inolvidable.
Tambores al son del ritual mientras el pai dirige la ceremonia, nos preparamos todos para embarcar mar adentro y entregar/lanzar las ofrendas (flores, jabones, espejos y productos de belleza) a la diosa que atiende en un mar revuelto e impaciente.

Me preparo para volver a Barcelona con el aroma a Iemanjá. Con energía y ganas de abrazar mi ciudad. Esa sensación de estar cerrando una etapa, ahora se manifiesta a borbotones. Esa sensación de estar abriendo una puerta y de iniciar un nuevo ciclo, en todos los sentidos, hace un tiempo que se empezó a gestar.

Pedacitos del último viaje por Brasil

Inicio de ruta: Sao Paulo

Sao Paulo - Manaus (Estado de Amazonas): avión

Manaus-Santarém (Estado de Pará): barco

Santarém - Sao Luis de Maranhao (Estado de Maranhao): avión

Estados de Ceará - Piauí - Rio Grande do Norte - Paraíba - Pernambuco - Alagoas - Bahía (Nordeste de Brasil): por tierra

Salvador de Bahía - Rio de Janeiro: avión

Fin de ruta: Rio de Janeiro

Pedacitos del último viaje por Brasil

La idea es mostrar una selección de fragmentos de bitácoras (difundidas por correo electrónico en su momento) y otros datos de interés, sin pretender ser exhaustiva (para los que me sigan, ya sabéis que cuando escribo… no hay límite).


EL RÍO AMAZONAS


Esos 31 de diciembre señalados en el calendario como fronteras permeables, se van abriendo de a poco. Indican un final y un inicio. Un día detrás de otro. Es simple. Sin embargo, diversas fisuras quiebran esa continuidad, por promesas y retos que nos hacemos a nosotros mismos para el próximo año y que quizá algún día se cumplan… Balances del año que termina y diálogos con nosotros mismos. Nos interrogamos, nos autoanalizamos. Los seres humanos somos así, despellejamos los ingredientes que componen la supuesta felicidad para llegar a conclusiones interminables. Y esos 31 de diciembre “tienen que ser especiales”, nos marcamos nosotros

(foto: hugo arce)

mismos esa frontera, siendo conscientes que termina la noche y empieza otro día, así, sin más.
Este último fin de año decidí no cuestionarme nada, ni pedir deseos, ni celebrarlo… o quizá si que lo celebré porque para mí el hecho de viajar ya merece ser celebrado.
El día 31 de diciembre de 2007 a las 23:55h partía de São Paulo un avión en dirección Manaus (Amazonas) y fue en ese avión donde el 2008 me dio la bienvenida, entre los efectos de sobrevolar fuegos artificiales y luces estelares procedentes de la tierra.

Aterrizamos en el aeropuerto de Manaus, la capital del Estado de Amazonas. La humedad empieza a penetrar en el cuerpo y el calor avanza en un día gris. En esta época del año, los días son grises con escasa apariciones del sol, acompañados de lluvias intensas y breves.
Manaus es una ciudad industrial, alejada de un imaginario, quizá demasiado naif e ideal de encontrarme un lugar bohemio, tranquilo y abrigado por la selva. Conviven 1 millón y medio de habitantes, siendo la gran mayoría “caboclos” (nombre que reciben los mestizos europeo/indio), entre innumerable “lojas” (tiendas) de todo tipo de productos y vendedores ambulantes. El bullicio es paradigmático en esta grisácea decadencia entre edificios abandonados, sin intención de ser restaurados, desfigurados por árboles y ramas que se apoderan de las paredes. Estos edificios se mezclan con otros que gozan de más suerte, concentrados la gran mayoría alrededor del Teatro Amazonas, de gran opulencia, construido en 1896, con materiales importados de Europa.

El puerto es el lugar por excelencia, donde se concentra la más variopinta fauna humana, barcos que llegan, barcos a punto de partir con hamacas colgando de los techos, carga y descarga de mercadería, un intenso tráfico de personas transportando cajas con alimentos y productos para el quehacer cotidiano.




El Estado de Amazonas depende y concentra su gran actividad alrededor del río. En la zona de la triple frontera (Brasil, Perú y Colombia) el río tiene el nombre de “Amazonas”, luego en Brasil ya pasa a llamarse “Solimões”, hasta que se cruza con el rio Negro “O encontro dás Aguas” en Manaus y de nuevo, vuelve a llamarse “Amazonas” hasta el océano Atlántico.







Barcos...Parintins, Santarém y Alter de Chão

Partimos de Manaus rumbo al este, en un barco de dos niveles plagados de hamacas, valijas, bolsas y niñ@s.. Después de esta experiencia, me permito nombrar algunos consejos para viajar en barco: llevar una hamaca, llegar al barco 4-6 horas antes, o quedarse a dormir en él. Objetivo: encontrar un buen lugar.
Intentar no enojarte cuando tienes un buen lugar y viene otra persona justo antes de partir y coloca su hamaca encima de la tuya. Así funciona. Todas las hamacas amontonadas. Después de tantas horas a bordo, se conoce a un montón de gente y bueno... no queda otra.., se convierte en una gran familia efímera.












(Foto: O Encontro das aguas)






Una breve parada en Parintins y luego nos dirigimos a Santarém, en el Estado de Pará, aunque también región Amazónica. Catorce horas más de viaje siguiendo el curso del río. Llegamos a Santarém el día 6 de enero y nos alojamos en Alter do Chão, a unos 30 km aprox de la ciudad, un lugar paradisíaco, recóndito entre la selva, con playas que forman islas y aguas cristalinas del río.






















LENÇOIS MARANHENSES

Los lençois son sábanas (los catalanes podemos apreciar la similitud con la palabra llençol).
Este Parque Nacional goza de este nombre en alusión a las dunas de arena que se han ido formando a lo largo del tiempo.
Según algunas guías de viajes y la información de la mayoría de la gente a quién preguntamos, es necesario desplazarse a la localidad de Barreirinhas, el punto a partir del cual es más fácil explorar el parque, pagando un tour en 4 x 4 (aquí todos dicen toyota) hasta llegar al inicio del parque porque la toyota no puede entrar. Sin embargo, indagando un poco más (como siempre), descubrimos que hay dos lugares ideales para explorar las dunas caminando y con menos gente: Santo Amaro (donde se filmó la película Casa de Areia) y Atins.
Llegamos a Barreirinhas, pasamos la noche y al día siguiente temprano nos vamos en barco (4 horas) a Atins.
No pretendo empalagar este escrito con la descripción de las dunas ya que en muchas ocasiones únicamente "se siente", simplemente me gustaría expresar que es un lugar espectacular. Atins vive entre el silencio y el viento que empuja a las dunas, algunas bordean las casas de los moradores. Las dunas avanzan a paso lento, sin temer zambullirse algunas de las casas.

Coincidimos en la posada de Doña Rita con Charo, una española de 64 años que está viajando por Sudamérica, con una energía increíble y de puta madre (me permito la expresión), Lauro, un periodista de San Pablo, Elvira, una alemana de 50 años, de las pocas hippies que quedan hoy en dia y Fernando, un paulista que veranea todos los años en Atins y conoce a todos los nativos.
Una de las cosas que más me fascinan de los viajes es cuando surgen estos encuentros entre personas que siguen rumbos diversos, en lugares perdidos. Gente que no se conoce de nada y que conecta y esto fue lo que pasó en Atins. Al paisaje se suma la humanidad del lugar y de los viajeros.

Emprendemos una excursión de unos 12 km entre las dunas del Parque Nacional con Charo, Lauro, Betinho (el guía), Hugo y yo. El camino de las dunas es increíble y sin un guía te puedes llegar a perder. Descensos vertiginosos de dunas de enorme altura y vistas panorámicas de un pequeño desierto sin un fin visible.
Una vez atravesadas las dunas, llegamos a Canto de Atins donde viven muy pocas familias. Las casas están dentro del parque nacional, declarado en el año 1981, y el gobierno quiere desplazar a estas casas, familias que nacieron y vivieron toda su vida ahí.
Como siempre, existen contradicciones y paradojas, al mismo tiempo que ocurre esto, vemos, a la vuelta de Canto de Atins, unas 5 o 6 toyotas, alquiladas por turistas adinerados y conducidas por guías, recorren las dunas, cuando está prohibido. Si el objetivo es la conservación y protección, ¿por qué no es para todos igual?





Datos destacables y links:



-En TOUROS (90 km al norte de Natal) descubrimos que hay una versión local sobre el descubrimiento de Brasil que se opone a la oficial: la Ponta de Porto Seguro de Touros es donde habría llegado Cabral. Según esta teoría, es imposible que Cabral hubiera salido de Lisboa el 9 de enero y hubiera llegado a Porto Seguro, sur de Bahía el 22 de abril de 1500, ya que las corrientes y los vientos eran contrarios a Bahía. Por lo tanto Cabral habría llegado a Porto Seguro de Touros, la esquina del continente, según el investigador LeninePinto (http://tribunadonorte.com.br/especial/descobri/outrahist.htm)




-RECIFE (Estado de Pernambuco) tiene casi 3 millones de habitantes. Es una ciudad industrial y moderna, conectada a través de puentes sobre el río Capibaribe con un hermoso centro histórico, que emite pintorescas evocaciones del colonialismo.
Recife y es una de las ciudades más peligrosas de Brasil. Tan sólo decir que durante el fin de semana (26 - 27 enero´08) cuentan 45 personas asesinadas en el estado de Pernambuco, según Pebodycount:
http://www.pebodycount.com.br/post/postUnico.php?post=738
http://www.vermelho.org.br/base.asp?texto=26924

-CARNAVALES EN BRASIL: sugiero que entréis en el blog de mi amiga Charo http://charogarcia.blogspot.com/2008/02/el-carnaval-es-una-de-las-celebraciones.html Hace una excelente descripción de los carnavales en Brasil con fotos muy ilustrativas, ya que siguió los pre-carnavales y carnavales en diversos estados de Brasil.

-¿QUÉ ESTÁ PASANDO CON LA SELVA AMAZÓNICA?

"El Amazonas es el pulmón del planeta y si ese pulmón se destruye con él la tierra, porque respira por los bosques y las selvas (...) Tenemos que parar este sistema de muerte, hay que batallar para que la economía y la política gire alrededor de la vida. Ahora los procesos naturales, como ciclones, huracanes, avances de glaciales o deshielos, son más acelerados y violentos. El Planeta esta avisando". Elsa Bruzzone


-Lula expía sus culpas con los indígenas por Juan Arias

-Greenpeace pone condiciones al plan de Lula para reordenar la Amazonia por Greenpeace


-Amazonía, ecocidio anunciado por Frei Betto



















































Violento temporal en Posadas (conocido como "mesociclón")

12 de octubre de 2007.
2:30h aprox de la madrugada.

Me despierto de manera súbita a causa de los terribles golpes que se escuchan por toda la casa. Pareciera como si alguien estuviera lanzando piedras con todas sus fuerzas. Aporrean de manera agresiva el techo, las paredes, las ventanas. Empieza a caer agua del techo en algunas de las habitaciones, se corta la luz y los golpes continúan.

La ciudad de Posadas está siendo víctima de un mesociclón. Brutales ráfagas de viento a 146 km por hora atropellan árboles, destrozan chapas y quebrantan postes de luz. Las bolas de granizo no se detienen, pareciera un castigo de los dioses, y siguen cayendo durante 15 minutos.

Según los meteorólogos, nunca antes se había registrado en la región un fenómeno de estas dimensiones. En el año 2000 también aconteció una tormenta en Posadas con vientos de 120 kilómetros por hora. Sin embargo, en esta ocasión la velocidad del viento es espeluznante y los 15 minutos de gran cantidad de granizo es excesivo (cuando cae granizo puede llegar a durar de 2 a 5 minutos como mucho). Pareciera ser la cola de un tornado.

A las 3h aprox la tormenta se detiene, aún así sigue lloviendo.

Unas horas más tarde, por la mañana, con la luz del día, puedo ver los terribles estragos que ha causado la tormenta. Hay árboles caídos, muertos, raíces arrancadas de manera atroz de la tierra. Postes de luz por el suelo. Los más afortunados nos quedamos casi dos días sin luz.

La zona sur de Posadas ha sido la más afectada y el barrio del Aeroclub (uno de los más humildes), ubicado en una inmensa planicie de tierra roja, ha sido despojado de casas enteras. Mientras camino por sus calles puedo ver las ruinas de casas derribadas, muebles húmedos a la intemperie, personas intentando reconstruir lo poco que les queda de sus precarias casas.

Gente azotada por un castigo de la naturaleza, se queda sin nada. De mientras, los agentes de Defensa Civil están de huelga. Y no, no crean que interrumpieron su huelga para asistir a las víctimas. Siguieron de paro en reclamo por mejora de sueldos. No sé si ironía es la palabra apropiada, seria más bien, crueldad.

Desde este lado del mundo, descentralizada absolutamente de la gran capital, las ráfagas de viento y lluvia golpearon de manera violenta a muchísimas familias y, como siempre acontece en este mundo desequilibrado, las familias más humildes fueron las más afectadas.

Desde este rincón del mundo, en una de las puntas norte de Argentina, un lugar fronterizo, conocido en Europa, mayormente por las Cataratas de Iguazú.

Y como es de sarcástica la vida. Por un lado, la huelga de Defensa Civil. Por otro lado, en la página anterior a esta noticia en el diario El Territorio, en la misma sección de Actualidad, otra noticia un poco más alegre, cuyo titular reza: Buena expectativa turística por el fin de semana largo. En Iguazú está completa la ocupación hotelera de cuatro y cinco estrellas.

De mientras casi 1200 familias aprox. no tienen casa.

A día de hoy, 16 de octubre, la escasa ayuda del gobierno sigue siendo lamentable. Reparten chapas de cartón que a duras penas alcanzan a cubrir las pérdidas. Voluntarios universitarios ofrecen su colaboración para organizar equipos de trabajo. Sin embargo, la gente sólo necesita un lugar para vivir. A día de hoy, sigue lloviznando, aún no salió el sol.

¿Alguien se enteró de esto en Catalunya?