Hacia el fin del mundo...

Es curioso como las cosas van adquiriendo una importancia relativa cuando estamos de viaje. Esa sensación de estar inmiscuida en la pureza del tránsito me moviliza de manera ininteligible y no, no pretendo entender nada. Nada de lo que me pasa. Porque si analizo mi volcán interno, esa sensación se esfumaría en el aire y jamás podría atraparla de nuevo.Siento que estoy divagando entre varios lugares y en ningún lugar al mismo tiempo. El no lugar lo llevo dentro. Todo, todo lo que no veo en la distancia adquiere un matiz relativo y, a la vez, clarividente.Ojalá mantuviera esta sensación en mi cotidiano, lo permanente se transforma en estos momentos...



11 de mayo


Como si un leve soplo de aire me fuera empujando hacia el abismo. Un dulce abismo. Una carretera se despliega ante mí. Una carretera y la nada. Voy avanzando lentamente, mordisqueando un horizonte que jamás termina.


Salimos de Argentina. Entramos en Chile. Cruzamos el Estrecho de Magallanes. Mi mano roza el agua helada. Salimos de Chile. Entramos de nuevo en Argentina. En Migraciones estampan en mi pasaporte el sello de entrada y ahora ya no agregan "hasta el 31 de julio de 2006" (fecha límite de mi visado), ahora son 90 días como turista. Me estremezco. El ciclo de dos años en Argentina está terminando. Me estremezco.



El colectivo reduce su marcha o se detiene en varias ocasiones para dejar pasar a rebaños de ovejas, animalitos que sin saberlo son los amos de estas tierras desérticas. Los perros las guían y el pastor, el único ser humano que veo hasta Río Grande (salvo los viajeros del colectivo) me saluda desde afuera, erigiendo su brazo de manera cómica. Breve parada en Río Grande y en Tolhuin. Seguimos por la carretera entre árboles muertos, empalagados por un musgo verde que le dan un aire fantasmagórico.
Y mientras anochece, sigo pensando... queda poco para arribar a Ushuaia.



12-13 y 14 mayo


Tierra del Fuego


Políticamente está repartida entre Chile (oeste y sur) y Argentina (norte y este)
Ushuaia. Bahía que entra hacia el oeste (en yámana)
La capital de Tierra del Fuego, Antártida y las Islas del Atlántico sur.
Única provincia insular de la República Argentina.
El vértice más austral de la provincia.



Cuando Fernando de Magallanes cruzó el Estrecho en 1520 pudo divisar a lo lejos señales de fuego, originado por las fogatas de los indios yámanes. De ahí el nombre de Tierra del Fuego, la última masa terrestre del mundo en ser poblada. Los primeros habitantes llegaron hace 11.000 años. Los "selknam" (conocidos popularmente como los "onas") ocuparon la zona norte, eran indígenas patagónicos que atravesaron la tierra del Estrecho antes de que lo inundaran las aguas. Fue la primera oleada migratoria de indios. Los "haush" habitaron las planicies. Los "onas" y los "haush" eran cazadores nómadas.Los "alakaluf" ocuparon la zona austral del Estrecho y los "yámana" el sur, hasta el Cabo Hornos.



Es un misterio el orígen de los "yámana", diversas teorías se han desarrollado acerca del tema, entre ellas, la procedencia de la Polinesia. Los últimos "yámana" puros vivieron en Puerto Williams (Chile).A lo largo del último cuarto del siglo XIX, la primera gran oleada de europeos empieza a aniquilar a los indígenas "yámana" (los últimos que quedaban en estas tierras) bajo la bandera instigadora de Dios. Los cambios de hábito, de alimentación y las enfermedades llevó al pueblo yámana a su extinción. En 1884 la población ya se había reducido a la mitad a causa del sarampión. En 1886, llegó la tuberculosis. A las epidemias se les unió la persecución violenta. Y así fue el fin. El fin de los aborígnes fueguinos. Les arrebataron la vida y a quien no, las ganas de vivir. Los quisieron "educar" e "integrarlos" según los parámetros del monstruoso continente dominante, y los condujeron a la muerte.

Y ahora se vuelve atrás. Se vuelve atrás buscando los orígenes de esta tierra que todavía emite suspiros ensangrentados en los confines del mundo.Tengo una conversación muy linda con Yoa (o Alba), directora del Museo Yámana. Sus palabras me acercan un poco más a esta civilización perdida. Me cuenta de sus proyectos, de difundir la cultura yámana y trabajar con niños en los barrios. Sus ojos desprenden un amor por la tierra. Me habla de Cristina Calderón (nombre con el cuál fue bautizada por los europeos), la última yámana pura. Una mujer de 70 años que vive en Puerto Williams y a quien los medios de comunicación la atosigan constantemente.


Ushuaia

Hace mucho frío y el sol brilla con todo su esplendor. En unas horas el sol se ocultará de nuevo, a las 18h. Camino por las calles empinadas de Ushuaia, admirando un entramado de edificios que conserva su fisonomía original, casas de madera y chapa metálica, y que convive con edificios modernos hechos de hormigón. Una extraña variedad de estilos, fruto de una población gestada por los inmigrantes. Los aborígenes fueron exterminados. Después los misioneros se fueron yendo (en 1871 instalaron la primera Misión Anglicana a cargo de Thomas Bridges). Llegaron españoles, italianos, croatas, chilenos, etc...En 1970 había apenas 5000 habitantes, ahora unos 60.000 aprox.





















Parque Nacional de Tierra del Fuego(ubicado en el sudoeste de la provincia)

Los "yámana" vivieron en él. Se desplazaban en canoas y se dedicaban a la caza de lobos marinos y a la recolección de moluscos.Creo que no soy enteramente consciente del lugar donde estoy. Me da la sensación que si hago un movimiento errado me puedo llegar a caer del mapa. Una desvinculación de la tierra. Respiro hondo, muy hondo. Me encuentro completamente sola en la Bahía Lapataia, el lugar más extremo del parque, tan sólo 3 cauquenes marinos me acompañan.Y se desplazan en mi mente efimeras insinuaciones de la obra del pintor romántico alemán Caspar David Friedrich. Por primera vez en mi vida siento esa sensación monstruosa y mística. Me siento diminuta ante la apabullante naturaleza. Esa sensación sublime.


Jamás pensé, antes de emprender este corto viaje, que podía llegar a ser intenso.

Jamás pensé que el frío se podía convertir en calor. Aprendí, sin quererlo, a disfrutar de las ráfagas heladas del viento.
Jamás pensé que esta semana, en la cuál me había propuesto estar sola y divagar en mis pensamientos, se podía convertir en una hoguera de compañía humana, por todas las personas que conocí.



















Jamás pensé que estas tierras del sur podían abrigarme de manera tan intensa, rogándome a gritos mi vuelta.

Tierra del Fuego
Mayo 2006

La tragedia de Jánusha
"Dicen que antes de convertirse en Luna, Jánusha fue una mujer muy hermosa y repetada. Dirigía a sus congéneres en el tiempo en que todas juntas dominaban a los hombres y era la figura principal en la ceremonia del Kina. Resulta que Jánusha tuvo un hijo, que murió al poco tiempo de nacer. Desesperada de pena, enloquecida por el dolor, se cortó la cara con profundos tajos y se refugió en el Cielo, adonde había partido su hijo, convertido en estrella.Enseguida Jánusha quiso volver a ser madre y, preñada de una niña, comenzó a hincharse hasta quedar completamente redonda. Luego de dar a luz comenzó a adelgazar: poco a poco se volvió fina como una uña hasta que finalmente desapareció. Pero su hija, idéntica, tomó su lugar. Creció hasta poder ser madre a su vez y concibió otra niña, que repitió la historia de su madre y abuela. Y es por eso que la Luna nunca deja de menguar y crecer, de desaparecer y volver a asomarse mostrando a todos las cicatrices de su rostro maternal.

"Leyenda yámana, extraída de "Leyendas de la Tierra del Fuego" de Arnoldo Canclini

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