A las 8:30 h de la mañana nos pasa a buscar Leonardo, un amigo de Tomás, por Miraflores para acompañarnos a Villa El Salvador. Tomás trabaja en una ong ubicada en Villa El Salvador y me insistió varias veces que no quería que fuéramos solas a Villa porque es peligroso. Villa El Salvador es un distrito de Lima, a 1 hora de distancia, constituido en 1971 por los inmigrantes procedentes de las sierras.
Leonardo es un chico muy joven, debe tener unos 20 años, muy alto y delgado y con un gran sentido del humor. Nos sentimos muy cómodas con él y por momentos no paramos de reír. Durante el trayecto nos cuenta historias de Villa, nos habla de su familia, sus estudios, nos pregunta sobre España. A medio camino, el colectivo para y el conductor nos dice que aquí se queda porque hay un tramo que está en obras, que bajemos y esperemos otro colectivo. Nosotros tres y dos personas más somos los únicos que estamos en el colectivo. No acabo de entender muy bien porqué nos hace bajar, ya que el siguiente colectivo que tomamos realiza el mismo recorrido, desviándose en la zona de obras.
Cuando llegamos a Villa El Salvador, el calor es realmente sofocante, las calles están sin asfaltar, pura arena blanca y fina. Las casas son familiares, no hay pisos, de baja altura. A la luz del día no tenemos la sensación que sea una zona peligrosa pero cuando vemos que los comercios tienen rejas y la mayoría de las casas también, y que este esquema se repite cuadra por cuadra, nuestra primera idea adquiere otro matiz. Leonardo nos dice que a él le han atracado en varias ocasiones, viviendo en Villa El Salvador toda su vida, donde todos se conocen.
Nos encontramos con Tomás en la ong y hace una llamada telefónica a Donatilda para comunicarle que ya hemos llegado y que nos dirigimos a su casa. Resulta que Donatilda está convaleciente, recién estuvo en el dentista y no se encuentra muy bien. No obstante, insiste que vayamos a charlar con ella. Nosotras no estamos muy seguras que sea un buen momento para conocerla, pero finalmente, y después de la odisea para llegar a Villa, decidimos ir.
Tomás se queda trabajando y nosotras empezamos a caminar en búsqueda de la casa de Donatilda, acompañadas de Leonardo. La casa está más lejos de lo que nos imaginamos. “Acá nomás”, pero creo que el concepto de distancia de ellos y el nuestro no es muy similar. Leonardo tampoco ha ido nunca pero sabe la zona y la cuadra donde está ubicada. Después de tocar el timbre de dos casas nos percatamos que estamos en la cuadra equivocada, de hecho los números ni se ven y es difícil distinguir donde termina una vivienda y empieza otra.
Finalmente entramos en la casa de Donatilda. A través de su rostro vemos que realmente no se encuentra muy bien, pero no sé de donde se nutre de tanta energía para atendernos con una amabilidad impecable y regalarnos sonrisas. Nos sentamos en la salita y empezamos a conversar. La idea de esta visita es básicamente conocerla y acercarnos a la realidad de Villa El Salvador, alejada de la capital peruana. De hecho llegamos a Villa El Salvador y conocemos a Donatilda, Tomás, Leonardo, etc...gracias a mi amigo Javi , que estuvo en Villa hace unos meses y volvió absolutamente fascinado por la gran fuerza humana que desprenden sus habitantes, viviendo en condiciones de vida difíciles, y por el gran poder de autogestión comunitaria y generación de ideas y proyectos para defender sus derechos. Por esta razón, nuestra visita, tiene dos objetivos, por un lado, ampliar nuestro conocimiento y, por otro lado, ver qué posibilidades reales hay para trabajar conjuntamente en un proyecto concreto.
Donatilda fue regidora del distrito en dos ocasiones y presidenta de la Federación de Mujeres de Villa El Salvador. Nos cuenta la historia de Villa y la gran fuerza que tienen las mujeres a base de la constante lucha por la igualdad de sexos y contra la violencia doméstica.
Villa El Salvador nació después de varios intentos de bloquear, en vano, los ingresos de los “invasores” por parte de las fuerzas del orden. Un gran bullicio, tensas relaciones entre los pobladores y el gobierno, detenciones ilegales, fueron protagonistas en aquellos lejanos tiempos del año 1971. Un monseñor, llamado Bambarén, fue detenido en la Prefectura de Lima. Su gran delito fue impregnar de fuerza y constancia a las personas que necesitaban una vivienda, predicando que no eran “invasores”, sino “fundadores de nuevos pueblos”.
Villa El Salvador se erige como un paradigmático ejemplo de cómo un asentamiento sumergido en la más absoluta precariedad, luchó por crear mecanismos para lograr una planificación organizada autogestionada. Los propios habitantes de Villa fueron los que mantuvieron una acérrima constancia para desarrollar una comunidad que, a día de hoy, cuenta con organizaciones sociales, religiosas, juveniles, de salud, ong´s, etc... El compromiso de las mujeres en Villa Salvador fue una característica inusual en aquellos tiempos, hecho que contribuyó de manera contundente a la creación de una red social a favor de la generación del desarrollo comunal.
Las palabras se me escapan cuando intento plasmar por escrito la fuerza que emana Donatilda. Es fascinante escucharla y conversar con ella. A medida que va hablando, empieza a sentirse mejor.
Las historias de Villa El Salvador contadas por Donatilda, salen de su boca envueltas de emoción, sensibilidad y fortaleza. Con la mirada nostálgica, no decae cuando habla de Maria Elena Moyano, anterior dirigente de la Federación de Mujeres, asesinada por Sendero Luminoso en 1992, simplemente por decir en voz alta lo que pensaba. Maria Elena empezó su labor en los comedores, el programa del Vaso de Leche y en 1989 fue elegida Teniente Alcaldesa de Villa El Salvador.
Nosotras no teníamos ni idea que Villa El Salvador fue durante un tiempo diana, por un lado del gobierno, por otro lado, de Sendero Luminoso. Simplemente por tener el coraje de crear iniciativas para que las cosas cambien e intentar mover los hilos primordiales del sistema. Más de un trágico episodio forma parte de sus vivencias. Sendero Luminoso, como toda guerrilla radical, no toleró que Villa tuviera las garras de anhelar poner fin a tanto sufrimiento, sin querer simpatizar con ellos, moviéndose de manera independiente para establecer redes sociales. María Elena se enfrentó públicamente a Sendero cuando éste atacó a organizaciones y dirigentes populares.
En 1991 declaró para el diario La República: “Hasta hace poco tiempo yo pensaba que Sendero era un grupo equivocado y que, de alguna manera, intentaba luchar por alguna justicia. Pero cuando mataron al dirigente obrero Enrique Castillo tuvieron todo mi repudio; sin embargo, yo no me atrevía a condenar esta actitud terrorista de Sendero. Ahora han tocado las organizaciones de base, donde están los más pobres...Pretenden socavar este tipo de organizaciones...Yo ya no considero a Sendero un grupo revolucionario, es solamente un grupo terrorista”
A mitad de la conversación aparece Floque actual presidenta de la Federación de Mujeres. Entre Floque y Donatilda siguen contando la evolución histórica de Villa y las continuas luchas de las mujeres en defensa del derecho a vivir como un hombre, algo que por normal que parezca no es muy común en Latinoamérica y menos en comunidades más pobres y de escaso nivel intelectual. Tanto es así que por momentos desplegamos risas cuando nos cuentan cómo un grupo de mujeres se presentaron en casa de un hombre, que golpeaba a su esposa, y lo acorralaron, amenazándolo. El hombre nunca más volvió a golpearla. Los hombres no creyeron en la constitución de la Federación de Mujeres, “¿para qué? si las mujeres sólo sirven para estar en casa!!”, después de tantos años y viendo “los resultados”, quizá ahora empiezan a verlo con otros ojos.
Al cabo de dos horas y ya finalizando nuestra visita, aparece el tío de Donatilda con el propósito de hacer de traductor de su sobrina porque en principio estaba convaleciente sin poder hablar mucho. Resulta gracioso que aparezca a última hora de la visita, pero se agrega a la conversación.
Donatilda nos regala un comentario: “vuestra visita me hizo bien, me regeneró. Ya me siento mucho mejor”; un eterno abrazo y dos rosas (una roja y otra amarilla).
El placer de haberla conocido fue tan enorme que la pura fortaleza de su mirada impregnará nuestros pensamientos para siempre. Es la historia de una revolución, una digna resistencia.
“(...) la revolución es afirmación a la vida, a la dignidad individual y colectiva; es ética nueva. La revolución no es muerte ni imposición ni sometimiento ni fanatismo. La revolución es vida nueva, es convencer y luchar por una sociedad justa, digna, solidaria al lado de las organizaciones creadas por nuestro pueblo, respetando su democracia interna y gestando los nuevos gérmenes de poder del nuevo Perú”
Maria Elena Moyano en: Miloslavich, Diana (ed), 1993 “Maria Elena Moyano: En busca de una esperanza”. Lima: Flora Tristán
*Datos históricos y sobre el asesinato de Maria Elena Moyano extraídos de www.amigosvilla.it
2 comentarios:
Excelente artículo..
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